SEXus SEXus

Artículo por: Laura F. Daunas

 

Creemos en la importancia de la observación con mirada de género para poder detectar aquellas situaciones y dinámicas que construyen desigualdades, en las que no se respetan los límites y se generan violencias. Detectarlas de forma temprana nos sirve para atenderlas y trabajarlas, para no reproducirlas y poder construir relaciones igualitarias donde los límites, la libertad individual y colectiva sean respetadas. 

Cierto es, que vivimos en un sistema patriarcal donde constantemente y por todas partes se producen conductas machistas y se hacen patentes los roles de género. Se podría hacer todo un libro hablando de esto (de hecho, hay muchos), pero la idea del artículo es que nos podamos centrar en dos pequeños ejemplos que nos pueden abrir una ventana a otra forma de mirar las cosas, y a partir de aquí poder cuestionar nuestro entorno.

Como cuando Gurb llega a la tierra (del libro Sin noticias de Gurb) y empieza a desnaturalizarlo todo y a plantearse el porqué de cada cosa, me gustaría invitaros a hacer un poco como él.

" Poder observar cuestionándolo todo, cuestionar los comportamientos y actitudes que tenemos interiorizados como “normales”, coger distancia, analizarlos, ponerlos en duda y ver qué significados manejamos y qué modelos relacionales estamos reproduciendo y creando. "

 Es posible que se estén dando dinámicas de género que nos perjudican sin que nos demos cuenta de ello. Por eso es importante pararse y observar.  Cuestionar las cosas, con una mirada crítica, de género y despojarnos de frases como “es así y ya está”, “esto es normal”, o “no tiene nada de malo, solo juegan” nos da la posibilidad de modificar las cosas y construir una sociedad más igualitaria para todes. 

Durante el verano he seguido observando nuestro entorno y he querido visibilizar ciertas situaciones, concretamente dos de ellas que se han dado en un entorno de agua.  

A parte del tema del topless (eso daría para otro artículo), he observado a las criaturas, adolescentes, jóvenes y personas adultas. Observar cómo se relacionan, qué significados manejan y cómo se gestionan los límites en un entorno de ocio. 

Hay situaciones que me han conectado con el pasado y con ciertas dinámicas que se dan y siguen dándose en múltiples ocasiones en mi vida y me animo a presuponer que en la vida de muchas.  Por eso, me parece importante visibilizarlas, poner el foco en ellas, ya que son ventanas a la reflexión, al cuestionamiento y al cambio.  A continuación se exponen estas situaciones que nos permiten e invitan a este proceso.

En la piscina, dos personitas, un “niño” y una “niña” parecían estar “jugando”. De hecho, todo empezó como un juego. El “niño” quería tirarla al agua. Ella le dijo que no. Él hizo caso omiso de los límites que estaba poniendo e intentó arrastrarla al borde de la piscina para tirarla. Ella cada vez más nerviosa expresaba un “no” firme con su voz y resistencia con su cuerpo. El “niño” reía, ella subió el tono de voz hasta que el socorrista intervino y le dijo al “niño” que parase. 

Imagino que os suena esta situación, puede que la hayáis vivido tal cual o en diferentes formas. Puede que os haga gracia, puede que incluso la hayas generado. La cuestión es que los límites de una persona, normalmente del género “mujer”, no son respetados.

" Estos límites se ven sobrepasados en múltiples ocasiones, desde la infancia, con un aparente decorado de “broma”, “gracia”, “juego”. Anteponiendo su voluntad por encima de la otra persona sin ni siquiera intuir la gravedad y las consecuencias que esto tiene. "

Os invito a cuestionar esta situación y a pensar que formas de relacionarse se están aprendiendo.. ¿Podemos ver qué implica esto? ¿Somos capaces de entender las consecuencias de esta situación aparentemente “inofensiva”? ¿Qué mensajes se están transmitiendo? ¿Cómo se puede sentir cada persona? ¿Qué dinámicas de poder se están dando? La cuestión es, que con un aparente tono inofensivo, esta situación genera desigualdad, malestar, dinámicas de poder y violencias que luego se expanden y se trasladan a diversos espacios, pudiendo generar situaciones de violencia en relaciones sexo-afectivas.

Otra situación parecida se dio en la playa. Un “niño” y una “niña” subidos a una barquita inflable, se alejaron de la arena. Llegados a un punto, ella quería volver, tenía miedo estando tan lejos de la costa. Primero lo dijo tranquilamente, el niño no hizo caso, luego se empezó a poner cada vez más nerviosa y el niño empezó a reírse y aún se alejaba más. 

Existen muchas situaciones similares y diferentes que construyen el sistema machista y que propician las violencias. Esas son solo dos ejemplos, dos situaciones que he visto y que yo también he vivido. 

 

Este artículo es una invitación a cuestionarnos y a cuestionar. Propongo una serie de preguntas disparadoras para ello: 

¿Estos comportamientos se dan de la misma forma dependiendo del género? 

¿Qué otras situaciones similares podemos detectar? 

¿Miramos y nos cuestionamos este tipo de situaciones con mirada de género?

¿Hemos pensado que repercusión tiene esto en las emociones de las personas? ¿En su confianza y libertad individual? 

¿Es posible que le quitemos importancia a los machismos poniéndole un toque de humor o de broma?